CODICE EN MILENIO
De: manuel garcia estrada (gestmann@hotmail.com)
Enviado: lunes, 01 de diciembre de 2008
Para: Grandes Montañas
http://impreso.milenio.com/node/8503432
Envuelta por un código, al parecer, económico
De: manuel garcia estrada (gestmann@hotmail.com)
Enviado: lunes, 01 de diciembre de 2008
Para: Grandes Montañas
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Envuelta por un código, al parecer, económico
Rescatan ejemplar único
Una imagen del siglo XVI
La pieza fue encontrada en un bazar de antigüedades de la Ciudad de México; se trata del primer descubrimiento de este tipo.
2008-11-30•Cosmovitral
IVÁN CARMONA En un librero descansa desde hace dos años. Antes vivía sobre una chimenea, donde poco a poco fue secando años de humedad y de lodo. Fue adquirida por poco más de mil pesos a un antigüista de la Zona Rosa, en la Ciudad de México hace cuatro años. Hoy todo indica que se trata de un objeto único, una escultura del siglo XVI, en madera, que representa a un doctor del “panteón católico”, envuelta en lo que parece ser un códice nahua.No tiene brazos, pero es posible imaginarlo otorgando bendiciones con uno y sosteniendo algo, quizás un báculo o una cruz, con el otro. En su rostro se puede ver el paso del tiempo y malas restauraciones. No mide más de un metro y mira, en posición erecta y con triste semblante al que le busque la mirada. Hay restos de pintura en todo su cuerpo y se pueden ver también hongos y el trabajo de la polilla por toda la extensión. Porta un bonete cónico, símbolo de cierta posición religiosa, con cintas en relieve y da al que le observa la sensación de que falta un remate, otra cruz, quizás, en la parte superior.Su propietario, Manuel García, la ha colocado en su estudio, entre una exquisita colección de libros piezas y códices antiguos; en un pequeño espacio de su casa en el que, de cierta manera, puede cuidarla mejor del clima.“La compramos en una tienda de antigüedades de la Ciudad de México. Estaba tirada en un lote con cosas viejas. Mi esposa la levantó y me dijo, ‘mira, vale la pena comprarla’; y lo hicimos”. Para apreciarla mejor, la coloca en un banco. “No hicimos más compras ese día; la subimos a la cajuela y nos la trajimos a Metepec. La coloqué sobre la chimenea, en parte para que se secara. Dos años después la subí a mi estudio. Esa noche estaba leyendo y comencé a escuchar como un aleteo. La ventana estaba abierta y el sonido venía de la estatuilla”.Él y su esposa sabían que se trataba de una pieza colonial; era evidente que no era un santo y nadie hubiera sospechado que su cuerpo estaría cubierto por lo que podría parecer un códice. “Al acercarme, me di cuenta que un trozo de ‘papel’ se había desprendido del vestido”. La imagen no pudo haber sido otra: con los lentes en una mano y una lupa en la otra, llamaba a su mujer para examinar juntos los pictogramas escondidos: “bolas, una peña con dientes, un río plumas”.El coleccionar antigüedades hace que el comprador se relacione en círculos de conocedores. No fue difícil dar con un arqueólogo que pudiera dar su opinión sobre el hallazgo; tampoco el consejo fue fuera de lo normal: buscar a la autoridad; así que se convocó al Instituto Mexiquense de Cultura y al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los dos coincidieron, Debería estar datada en el Siglo XVI y en alguna parte del Valle de México. El códice debería ser del tipo económico: “relación de productos, censos, etcétera”.Para Ignacio Sánchez, arqueólogo del INAH, “es de lamentar el estado de conservación que observa el posible códice, en donde algunas partes del documento han desaparecido con el paso del tiempo y otras están por desprenderse, pero de llevarse a cabo un proceso de restauración de la pieza es muy probable que surjan datos sobre otros elementos no visibles en este momento”.Él asegura que los elementos para asegurar que se trate de un códice son pocos, ya que podría ser un lienzo o una tira decorativa; sin embargo asegura que es una fibra natural, posiblemente maguey o amate, y que la mayor cantidad de datos visibles se ubican en la porción trasera de la pieza, en la región medial de la espalda, “aunque el frente de la pieza aparentemente también observa algún elemento antropomorfo aislado, al altura del pecho”. Además añade que por su estilo y diseño, “es claro que se trata de un documento nahua del siglo XVI, posiblemente del centro de México. La temática principal debió haber sido económica: relación de productos, censos, etcétera. De llegar a conocerse el lugar de procedencia se tendrían más elementos interpretativos. En ese sentido, lo más cercano a este documento es un códice colonial procedente de Mexicaltzingo, DF (sic)”. Metepec/Ernesto de la Cueva
2008-11-30•Cosmovitral
IVÁN CARMONA En un librero descansa desde hace dos años. Antes vivía sobre una chimenea, donde poco a poco fue secando años de humedad y de lodo. Fue adquirida por poco más de mil pesos a un antigüista de la Zona Rosa, en la Ciudad de México hace cuatro años. Hoy todo indica que se trata de un objeto único, una escultura del siglo XVI, en madera, que representa a un doctor del “panteón católico”, envuelta en lo que parece ser un códice nahua.No tiene brazos, pero es posible imaginarlo otorgando bendiciones con uno y sosteniendo algo, quizás un báculo o una cruz, con el otro. En su rostro se puede ver el paso del tiempo y malas restauraciones. No mide más de un metro y mira, en posición erecta y con triste semblante al que le busque la mirada. Hay restos de pintura en todo su cuerpo y se pueden ver también hongos y el trabajo de la polilla por toda la extensión. Porta un bonete cónico, símbolo de cierta posición religiosa, con cintas en relieve y da al que le observa la sensación de que falta un remate, otra cruz, quizás, en la parte superior.Su propietario, Manuel García, la ha colocado en su estudio, entre una exquisita colección de libros piezas y códices antiguos; en un pequeño espacio de su casa en el que, de cierta manera, puede cuidarla mejor del clima.“La compramos en una tienda de antigüedades de la Ciudad de México. Estaba tirada en un lote con cosas viejas. Mi esposa la levantó y me dijo, ‘mira, vale la pena comprarla’; y lo hicimos”. Para apreciarla mejor, la coloca en un banco. “No hicimos más compras ese día; la subimos a la cajuela y nos la trajimos a Metepec. La coloqué sobre la chimenea, en parte para que se secara. Dos años después la subí a mi estudio. Esa noche estaba leyendo y comencé a escuchar como un aleteo. La ventana estaba abierta y el sonido venía de la estatuilla”.Él y su esposa sabían que se trataba de una pieza colonial; era evidente que no era un santo y nadie hubiera sospechado que su cuerpo estaría cubierto por lo que podría parecer un códice. “Al acercarme, me di cuenta que un trozo de ‘papel’ se había desprendido del vestido”. La imagen no pudo haber sido otra: con los lentes en una mano y una lupa en la otra, llamaba a su mujer para examinar juntos los pictogramas escondidos: “bolas, una peña con dientes, un río plumas”.El coleccionar antigüedades hace que el comprador se relacione en círculos de conocedores. No fue difícil dar con un arqueólogo que pudiera dar su opinión sobre el hallazgo; tampoco el consejo fue fuera de lo normal: buscar a la autoridad; así que se convocó al Instituto Mexiquense de Cultura y al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los dos coincidieron, Debería estar datada en el Siglo XVI y en alguna parte del Valle de México. El códice debería ser del tipo económico: “relación de productos, censos, etcétera”.Para Ignacio Sánchez, arqueólogo del INAH, “es de lamentar el estado de conservación que observa el posible códice, en donde algunas partes del documento han desaparecido con el paso del tiempo y otras están por desprenderse, pero de llevarse a cabo un proceso de restauración de la pieza es muy probable que surjan datos sobre otros elementos no visibles en este momento”.Él asegura que los elementos para asegurar que se trate de un códice son pocos, ya que podría ser un lienzo o una tira decorativa; sin embargo asegura que es una fibra natural, posiblemente maguey o amate, y que la mayor cantidad de datos visibles se ubican en la porción trasera de la pieza, en la región medial de la espalda, “aunque el frente de la pieza aparentemente también observa algún elemento antropomorfo aislado, al altura del pecho”. Además añade que por su estilo y diseño, “es claro que se trata de un documento nahua del siglo XVI, posiblemente del centro de México. La temática principal debió haber sido económica: relación de productos, censos, etcétera. De llegar a conocerse el lugar de procedencia se tendrían más elementos interpretativos. En ese sentido, lo más cercano a este documento es un códice colonial procedente de Mexicaltzingo, DF (sic)”. Metepec/Ernesto de la Cueva
Manuel García Estrada. Córdoba, Veracruz. México. http://www.cordopolis.org/
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