lunes, 15 de diciembre de 2008

Isabelle Solleiro: ¡CUIDADO!. ESTE PRODUCTO ES TÓXICO


¡CUIDADO!. ESTE PRODUCTO ES TÓXICO

Isabelle Solleiro


Destrucción, terrorismo, intimidantes notas en cadáveres, víctimas de la extorsión; reos inocentes e impunes cínicos que vacilan en las calles y que pisan la dignidad del ciudadano como lo hacen con una colilla de cigarro, discursos hipócritas de gobernantes poco preparados, ojos de sangre y veneno que ultiman a sus víctimas por unos insulsos billetes, son sólo algunas vejaciones que han infectado como un virus más destructivo que el propio VIH, a toda una masa de gente inocente – o culpable- que cada vez parece estar más enferma de odio. Así es la política en nuestro país y en muchos lugares del globo terráqueo, así es la nefasta red de corrupción que con anzuelos hechos de jugosas ganancias millonarias, los incrédulos propagadores de violencia y del todo mal generado (o mejor dicho, degenerado) en nuestra sociedad, lanzan al aire con carcajadas incrédulas y con la seguridad de llevarse entre las manos sucias de odio, la escasa fe que en polvosos rincones se esconde detrás de un santo o de una veladora. He visto degradarse la dulce sonrisa de un niño que apenas y se percata de todo este cóctel pernicioso y que apenas ha tenido tiempo de salir a jugar, cuando un hombre bomba decide ser el “héroe” de su nación y destruye a toda una colonia entera dejando a los niños sin juego y sin sonrisa ¿Cuándo hemos visto que en los diarios, la televisión y la radio no salgan a relucir este tipo de noticias nocivas a nuestra salud espiritual? Es imprescindible cambiar de canal y a hacer uso del zapping de una forma más útil; no podemos continuar alimentándonos de esa basura como si fuera nuestro pan de cada día. Es más, en los propios hogares los niños ¡Juegan a ser secuestradores! Y hasta simulan la llamada por teléfono y piden el rescate como si todo se tratara de una obra de risas y diversión; he escuchado un sinfín de historia como estas, de madres impresionadas por la conducta tan desarrollada de su hijos, quienes incluso prefieren curiosear con la portada de un diario amarillista que en explorar las maravillas de la creación, plantando un árbol, jugando en los parques, o simplemente alcanzando las inquietas burbujas de jabón que se pierden en el olvidado concepto del asombro infantil. Los boletines de prensa a menudo nos manifiestan la constante lucha que las autoridades están haciendo contra el crimen organizado, hay fotografías de voceros y aberrantes sucesos que se quedan como imborrables sellos en la mente de quienes lo vivieron, están también las interminables promesas, promesas y promesas, sonrientes carteles de azules, tricolores y asoleados partidos que utilizan lo que toda empresa hace: una fábrica de marketing aterrador y frívolo, pero al final, como he dicho, todo se consume en la hipocresía, en la apática confrontación de los cuerpos policiacos, quienes se han dejado intimidar por grupos más débiles, porque eso son, débiles delincuentes que creen encontrar en la amenaza, una fuente constante de miedo y por lo tanto, de financiamiento para seguir cometiendo sus actos corruptos. Débiles los que destruyen el largo sueño de prosperidad de una nación entera, cobardes son los que destierran la alegría de los hogares e infunden pánico adrede desafiando el amor entre las familias. Creemos ver en los rostros de aquellos hombres enfundados en armamento militar, un alma poderosa capaz de hacer lo que sea con tal de conseguir lo que desean: drogas, poder, vejaciones de todo tipo a quien se oponga, exuberantes propiedades y mucho, pero mucho dinero; vemos también en ellos, un par de ojos inundados de maldad y que apuntan con odio a la cámara de los obstinados reporteros, una mirada de prepotencia evidente y que con sólo unas cuantas palabras, nos hacen hasta temerle al propio teléfono por todas las crueles amenazas que de él emanan. Unas cuantas mentiras que ponen de manifiesto el peligro en el que nuestros familiares se encuentran, bastan para que las inocentes y perturbadas almas se presten a cooperar con el crimen, siendo que estos actos muchas veces son invento del irónico club de ociosos que buscan dinero fácil. El hombre, con esta “actividad lucrativa” se ha vuelto más tramposo y sucio, ha hallado la manera perfecta de amasar fortuna de la forma más vil que encontró. ¿Pero de verdad usted cree que tienen tal inmenso poder? El ser humano no puede actuar solo, es evidente que somos seres sociales y que por ende nos desenvolvemos dentro de un grupo que busca trabajar en equipo, aquel que sienta su individualidad por encima de los intereses de los demás, esta perdido, es hombre muerto. Si todos los seres humanos juntáramos interesen en común, incluyendo los que sustentan el poder, con la finalidad de limpiar esta mugre que nos acecha, los criminales no podrían rebasar la ley, esto es la verdadera política, despojar de armas corruptas a los delincuentes y prohibirles el paso hacia la dominación ¿Cree usted que solos podrán? Necesitarían centenas de simpatizantes que marcharan a favor de sus actos delictivos, necesitarían de la “ayuda” de sus cuates los políticos y gobernantes para conseguir lo que desean, necesitarían de muchas, muchas mentes idiotizadas por el dinero – sí, así como caballos que caminan detrás de una zanahoria- no obstante, si a esta gente se les da la espalda, no tendrían las suficientes armas para conseguir el material para construir su negro reinado, me pregunto qué harán si no hay quien coopere con ellos.
La criminalidad, creo, no está en las calles ni en el cuchillo de la asesino, tampoco en las cárceles o en las tumbas de quienes sufrieron los estragos de esta ola de energía negativa, la violencia no está en las noticias, en la palm, el celular o la red, la violencia se hace notar de adentro hacia fuera. México, es una tierra hermosa, con colinas forradas de verdes diseños, con aves coloridas que atraviesan con libertad nuestra azulada esfera, con delicias del mar y de la tierra que envidian los vecinos y que poco valoramos, pues hasta en la costa, nos venden las conchas marinas, los recuerdos vacacionales y… por cierto, la propia arena de las playas en jugosos dólares americanos. Lástima que esta maravilla se encuentra enterrada en un pantanal de mentiras, de inmundicias, de políticos obesos, burócratas y prepotentes, humillada con quemaduras de bombas y asaltos arrojadas sin el más mínimo remordimiento; más aún encontramos en tierras lejanas, rescoldos de lo mágico, prehispánico y cultural, pirámides escalonadas, serpientes emplumadas y códigos fascinantes en honor a las estrellas, los árboles y los animales.¿Quien en este contradictorio planeta va a honrar a un venado, una culebra o un sapo? Nadie venera a la naturaleza, y los que lo hacen los tratan de lunáticos, de poca cabeza para saber dónde se encuentra el business, la lana. Ante esta magnitud mexicana, los habitantes actuales no son más que modernos seres que sienten moverse a la velocidad del sonido, que con un auto convertible y un lujoso departamento en Nueva York, ya se sienten dueños del universo, es más, sienten que su vida ya la tienen resuelta ¡Qué demonios piensan! La tierra, y sobre todo nuestro país, está muy lejos de alcanzar el paraíso, y es lógico que no me refiera a que haya riqueza material por doquier, sino que simplemente se pueda salir de casa sin asegurarse obstinadamente que la puerta tenga sus tres seguros puestos, mas diez candados y la alarma de seguridad…, ah! Y me olvidaba, también del famoso rociador de ojos que no puede faltar en el bolso de toda mujer precavida. En la actualidad, nuestra apática sociedad, movida por la ambición de subir más alto en esta escalera de rencor, odio y poder, es una mancha viviente de mugre que se encaja cada vez más en el surco de la civilidad y que ni la Virgen o el Espíritu Santo se atreven a remover, es más, estos personajes modificados por la farándula católica, se han involucrado de manera involuntaria en los intereses eclesiásticos, con la finalidad de aprovecharse de los creyentes y negociar a su antojo los beneficios que se obtienen de la labor religiosa. Todo es modificado a su favor, aquí, en este mundo, ya ni la religión se escapa de este tóxico producto de la enajenación material; qué lastima que hayamos herido a nuestras almas con apetitosos caramelos a la vista y no ser más que una engañifa que juega con nuestros sentimientos, parece que estamos en medio del vórtice de Naruto y que los más inocentes y poco tratados por la maldad, intentan nadar contracorriente pero al final, siempre son arrastrados por los de abajo. Si yo me voy al fondo, no permitiré que me vaya solo, me tengo que llevar a alguien para que valga la pena este sabroso naufragio, todos nos vamos al fondo, nadie puede salir invicto. Todos somos presas de la injusticia, todos, aunque sea contra nuestra voluntad tenemos que pagar cuentas que ni siquiera contrajimos, todos tenemos que sufrir las consecuencias de errores ajenos mientras que los culpables de esas fallas gozan de la cosecha y frutos de quienes trabajaron sus tierras. Sí, me duele ver a mi país así, y lo más decepcionante es que la mayoría de nosotros no necesitamos que nos lo informe la prensa, pues lo vemos día a día en nuestros trabajos, en la calle mientras caminamos, cuando vamos a comprar la despensa al supermercado, cuando vamos a comer, almorzar o cenar, cuando vamos un domingo a la plaza a divertirnos, cuando salimos de vacaciones, cuando denunciamos ante las autoridades, cuando vamos a realizar un trámite, cuando ejercemos nuestra democracia y marcamos nuestra huella de voto. Todos lo hemos vivido, no hay quien escape de las fauces de esta denigración social, muchos no tienen idea de lo que ocurre con esta falsa e hipócrita política que manejan nuestros gobernantes; precisamente los párrafos de esta reflexión conducen a un punto en común, el cual resulta esencial para comprender todo lo que está pasando alrededor nuestro: la baja calidad de la gobernabilidad en México… y el resto del mundo también.

Los gobernantes que en la actualidad rigen el sistema político tienen una muy baja calidad en su desempeño, y no lo digo sólo para hacer una contradicción como lo hacen muchos medios, cuyo fin es lucrar con la verdad y la información o arrebatar la razón a los poderosos con el arma de la opinión pública. Lo interesante aquí es hacer hincapié en los resultados, pero en los verdaderos resultados que arrojan las investigaciones serias cuyos datos son extraídos de esta cruda realidad y no en una transparencia que se vuelve cada vez más opaca, más bien pareciera que con la ley, estamos viendo a través de un cristal emplomado, que tenemos una miopía muy avanzada y que los lentes que tenemos no nos sirven de nada ante esta impunidad. La gente que sustenta el poder dentro del sistema gubernamental está embelesada en el generoso espejo que brinda la mercadotecnia en actos públicos; vemos relucientes carteles de miradas acartonadas y sonrisas tacañas en medio de una colorida (bueno, no todos los colores del arco-iris, pues eso sería acabar con el orgullo elitista) celebración con millares de seguidores con intereses comunes, los cuales se basan en convicciones por debajo de agua, a cambio de atraer más simpatizantes y con ello más poder y, por supuesto, dinero. Candidatos a ocupar diversos puestos de elección popular hoy en día no sólo representan personas físicas sino conceptos generalizados de “valores” que la sociedad encuentra gratos e indispensables para poder gobernar, es más, hasta la belleza y equilibrio físico lo ven como elementos útiles en los candidatos, eso es una verdadera patraña y una burla a las virtudes del corazón ¿Dónde quedó la educación, la cultura, los valores humanos y sobretodo las buenas acciones? Hoy en día, más bien, estas personas multicolores y de discursos mareadores, no deberían simplificarse como conceptos y darse valor con palabras, una cara de galán o un traje de marca, creo que todavía estamos muy lejos de hacer madurar nuestra percepción tanto visual como espiritual, además los que sí tienen la intención de limpiar esta bazofia, una vez involucrados en la carrera para ganar alguna de esas coronitas maravillosas que con sólo lucirla en sus cabezas ya se sienten reyes de toda América, la humildad y la nobleza se pierden ante todas esas suculentas ganancias. Teniendo un puesto de gobernador, por ejemplo, ya no se tiene uno de qué preocupar ¿No? Pues ya se tienen todas las comodidades al alcance: camionetas blindadas, cero congestionamiento vial – sí, también tienen a su disposición choferes y guardaespaldas con doble función, pues hasta de agentes de tránsito se disfrazan- vacaciones al extranjero y ¡gratis!, helicópteros con usos distintos – pero por supuesto, como la inocencia y la incertidumbre de saber quién son en verdad nuestros gobernantes se ha extinguido en esta sociedad, no podemos descartar que ese transporte es utilizado con fines personales y, que al final de cuentas, pagamos todos con nuestros impuestos- en fin, con esto se entiende que ser empleado de gobierno con estos privilegios trae consigo un sinfín de consecuencias que los ciudadanos entienden como obra del diablo o de las malas vibras que culminarán con el fin del mundo. Ciudadano: ¡Despierte! Dejémonos de tonterías y escuchemos lo que nos quiere decir Dios cuando se trata de ser religiosos o espirituales, deje de estar rezando en la iglesia y salga a compartir todo lo bueno que tenga que dar de usted a los demás, deje de hacer fila para lavar los pecados y deje de hacer esas costosas cenas de Navidad que cada año la política disfraza con mensajes subliminales para que sigamos consumiendo y votando para que la basura siga reproduciéndose. Señoras, dejen de susurrar, de criticar a sus maridos, de quejarse por estar casadas y no tener el suficiente tiempo para hacer lo que no pudieron de solteras, dejen de pedirle favores materiales a la Virgen y a San Tadeo, que el pobre ya ha de estar cansado de dormir como vampiro, siempre de cabeza. ¡Basta ya de cooperar con la injusticia, con la corrupción y la mediocridad! Salgamos de nuestros hogares y reclamemos a estos seres inmundos que se tragan nuestra riqueza nacional como si fueran ellos los que padecen hambruna y desnutrición. En nuestro país hay muchas tierras que cultivar para dar de comer a todos por igual, sólo que el pastel no está bien repartido, y todo por la ambición humana que todo lo quiere tener. Qué lastima que la madre tierra nos ha dado mucho de donde repartir y que los grandes trozos nadie los quiera compartir, sino todavía desear engrandecerlos con los de otros, no les basta con lo que les ha tocado, qué lastima ver a mi país bombardeado de espectaculares de comida chatarra y de mujeres ficticias y plásticas que salen en revistas sólo para decir: compra, compra, compra… que ridículo ver en cada poste de luz una cara malévola y una sonrisa que dice: dame, dame, dame… vota para darme más, y qué desgracia del pueblo que paga las consecuencias y que sigue cooperando con los peces gordos para alimentarlos más con su trabajo. Aprovechados los que amasan fortunas a expensas de otros y que además gozan de horas extras de descanso mientras que los empleados de niveles inferiores entregan su vida para darle de comer a sus familias, sin saber, muchas veces que su explotación tiene fines expansionistas e incluso fines delictivos, ya que la moda empieza a ser que los grandes empresarios tienen socios ligados al narcotráfico y otros negocios impropios.

Estamos inundados de productos tóxicos demasiado peligrosos, unos más y otros menos, pero sin saberlo, lo que está pasando en la actualidad no es culpa de nadie, veámoslo como algo indispensable para la evolución terrenal. La hierba al ser quemada, tiene la oportunidad de volver a nacer con más abundancia; sin la vida no hay muerte y sin la muerte no hay vida. La política es sucia, es una roña que pronto se expande por todo el mundo, un cáncer muy desarrollado, una enfermedad incurable. Sin embargo, la vida, como he dicho, esta hecha de energía, todo está basado en una sola ley divina que no olvida nuestros actos en este planeta. Tal vez nosotros deshagamos, destruyamos, acabemos, ambicionemos y malgastemos pero este mundo no puede quedarse mudo mientras seamos una amenaza para la creación que alguien más grande nos dio. En la vida no hay premios ni castigos, sólo consecuencias, y mientras demos o atesoremos, nuestra misión en la Tierra siempre ha sido amar al prójimo como a nosotros mismos.


Mateo 25:35 Por que tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. 36 Anduve sin ropa y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver. 37 Entonces los justos dirán Señor ¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? 40 El Rey responderá: en verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi.

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