miércoles, 31 de diciembre de 2008

Israel y Hamás apuestan por la guerra



El primer ministro hebreo rechaza la tregua de 48 horas propuesta por Francia mientras los islamistas aseguran que «no habrá calma si sigue la agresión»

31.12.08 -
LAURA L. CARO
CORRESPONSAL. JERUSALÉN

Un palestino pasa junto al edificio destruido que acogía la sede del gobierno de Hamás en Gaza. / REUTERS

Los bombardeos y el lanzamiento de cohetes se han cobrado ya 384 vidas

A las nueve de la noche hora local, en Jerusalén permanecían ayer reunidos el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, su titular de Exteriores, Tzipi Livni, y el máximo responsable de Defensa, Ehud Barak, en una cita clave. «Están hablando ahora mismo, pero no hay información sobre el contenido», explicaba el portavoz del Gobierno Mark Regev, manteniendo el secretismo sobre el objetivo de este encuentro, que otras fuentes oficiosas aseguraban que estaba convocado para «evaluar la situación y examinar una propuesta de tregua lanzada por Francia».
Tras cuatro días de furiosos bombardeos hebreos y lanzamiento de cohetes por parte de Hamás, con el resultados de 380 muertos palestinos y cuatro israelíes, por primera vez la ligera sombra de un alto el fuego se abría hueco entre los inacabables partes de guerra. Se trataba de una propuesta lanzada por el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, para poner en marcha una «tregua humanitaria de 48 horas» que, no obstante, no tenía visos de prosperar en ninguno de los bandos.
«La ofensiva de Gaza ha empezado y no terminará... hasta que nuestros objetivos sean alcanzados, continuaremos de acuerdo con nuestro plan». Era la respuesta que Olmert ofrecía ayer, cuando se difundió la sola posibilidad de que sus oficiales de Defensa iban a proponerle considerar la iniciativa gala.
«No podemos decir cuándo acabará la operación, pero puedo afirmar alto y claro que nuestra principal preocupación en este momento no es un alto el fuego, sino el cese del terrorismo de Hamás», apuntaba por su parte el presidente, Simon Peres. Desde el entorno de los integristas de Hamás, según palabras de su portavoz Mushi Masri, la reacción también fue de rechazo: «No estamos suplicando una tregua y no hay espacio para hablar de calma mientras continúe la agresión y el cierre de fronteras».
El confuso debate abierto sobre una virtual paralización de las hostilidades era interpretado ayer como un primer avance de la presión de la comunidad internacional, que se movilizaba en París, caso de la Unión Europea y que a última hora de la noche clamaba a las dos partes una tregua permanente en Gaza y el acceso humanitario a la zona.
También el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se ponía en contacto con su homólogo palestino palestino, Mahmud Abbas, para buscar vías de solución. Desde España, el jefe de su diplomacia, Miguel Ángel Moratinos, pedía un «alto el fuego inmediato».
Además, Kouchner ha anunciado una visita el lunes a Israel, mientras que Livni, a su vez, será recibida el próximo jueves en el Eliseo por el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Asimismo, los representantes del Cuarteto de Mediadores para Oriente Próximo exigieron el fin de la guerra, tras mantener una conferencia telefónica sobre cómo poner fin a la crisis. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice; el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov; el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y el jefe de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, participaron en la conferencia, según el funcionario.
Pero más allá de la dialéctica, la escalada que la guerra en Gaza experimentó ayer dejaba escaso lugar a arreglos diplomáticos. El Ejército israelí aniquiló nuevas instalaciones de los integristas de Hamás, causando más bajas. Por parte palestina, a la muerte de dos hebreos víctimas de cohetes la noche del lunes, se sumó ayer el ataque más allá de las líneas rojas: Beer Sheva.
Más proyectiles
Por primera vez, los proyectiles de las milicias alcanzaban la gran ciudad de referencia israelí en el corazón del Negev, desatando el pánico entre sus 180.000 habitantes. El movimiento integrista está sacando en los últimos días de los almacenes sus cohetes más sofisticados, los mismos Katiusha utilizados por Hezbolá en 2006, para alcanzar núcleos que era inimaginable saber bajo amenaza hace un año.
La única autoridad favorable a sopesar la tregua, según trascendió ayer, era Ehud Barak, que se comprometió a revisar la propuesta con Olmert y Livni en una segunda conversación con ministro Kouchner.
En la primera, rehusó la idea de una «suspensión humanitaria» de los bombardeos argumentando que Israel ya permite el paso de ayuda a Gaza por el paso de Kerem Shalom. Mientras pronunciaba esta palabras, la fuerza naval judía atacaba y bloqueaba ayer el tránsito por aguas internacionales de un barco con cuatro toneladas de asistencia médica que se dirigía a paliar las múltiples carencias que sufre la franja de Gaza.

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