miércoles, 31 de diciembre de 2008

Código rojo: una víctima hebrea

MUNDO
Código rojo: una víctima hebrea
Los hospitales judíos se preparan para atender a las bajas de la ofensiva terrestre
30.12.08 -
L. L. CARO
ASHKELON
Israel mantiene las fronteras de Gaza cerradas desde antes de que comenzara la actual operación militar y no hay permiso para entrar e informar de lo que está pasando dentro. En Israel, varias veces al día, el Israelí Project -organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a educar al público sobre el país hebreo mientras promueve la libertad, la seguridad y la paz- convoca por 'sms' a ruedas de prensa con ministros, autoridades y voces de primera fila israelíes. Ejemplo: «Hoy a las tres de la tarde (por ayer), reunión informativa de urgencia en el hospital Barzelai de Ashkelon, nueva habitación subterránea de emergencia. Entrevistas con heridos y personal médico en inglés, árabe, alemán, francés, español y ruso. Portavoz del Gobierno también disponible».
En Gaza, la cifra de muertos ascendía ayer a 320 y la de heridos a 1.400, según fuentes palestinas. Según Israel, la mayoría son miembros y agentes de Hamás. La ONU cifraba en al menos 51 las bajas civiles. Es imposible de contrastar sobre el terreno. En Israel, desde el inicio de la operación 'Plomo sólido' han fallecido dos personas. Beber Vaknin, de 58 años, muerto el sábado en Netivot cuando un cohete Qassam impactó en su apartamento, era «soltero, afable, tranquilo y solitario», informó Exteriores. Hani al-Mahdi, de 27 años, falleció ayer en Ashkelon cuando un Grad alcanzó la obra en la que trabajaba.
En Gaza, la aviación israelí arrojó sólo en la primera oleada de ataques cien toneladas de explosivos sobre un centenar de objetivos con un acierto del 95%, informaba el diario 'Haaretz'. En Israel, un comunicado oficial del Ejército calculaba a las 9.30 de la mañana de ayer que «más de 150 cohetes y proyectiles de mortero han sido lanzados contra suelo hebreo desde el comienzo de la operación militar».
Cabe destacar que dos Katiusha -la versión mejorada de los cohetes palestinos- explotaron por primera vez el domingo en Ashdod, a 37 y 35 kilómetros de Gaza. Es la mayor distancia alcanzada hasta ahora por un cohete disparado desde la Franja. Todos son proyectiles no dirigidos. En el hospital donde fueron atendidos Al-Mahdi y otras catorce personas, el Barzilai de Ashkelon, la gerencia nos pone en diez segundos ante el doctor Derazon Hashmonai, subdirector de Urgencias, que nos comunica que están en «código rojo, alerta máxima». Al-Mahdi llegó cadáver, «víctima de multitrauma en cabeza y abdomen» y han atendido a otros 22 heridos hasta mediodía, veinte «medianos» y dos «serios». Suman «40 ó 45» desde el sábado.
Toda la plantilla de «cirujanos, anestesistas, ortopedas...» está de guardia y lista para aparecer allí en quince minutos si es necesario y junto a ella, cincuenta ambulancias apoyadas por las de los hospitales próximos. La mitad de las seiscientas camas de medicina general están libres en espera de la incursión terrestre israelí.

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